Un estudio liderado por investigadores del Instituto de Ciencia y Tecnología Ambientales de la Universitat Autònoma de Barcelona (ICTA-UAB) y la Universitat de Barcelona (UB) revela un mecanismo poco conocido, pero de gran relevancia climática: la liberación de metano (CH₄) y dióxido de carbono (CO₂) hacia la atmósfera a través de aguas subterráneas que atraviesan zonas árticas afectadas por el deshielo del permafrost.
La investigación ha demostrado que el calentamiento global y el aumento de las precipitaciones activan escorrentías subterráneas cargadas de gases que acaban desprendiéndose en lagos árticos. Mediante el uso de técnicas como la detección de radón como marcador de flujo subterráneo, el estudio ha evidenciado que estas aguas contienen altos niveles de metano generado por actividad microbiana en suelos que hasta hace poco permanecían congelados.
Esta dinámica se intensifica especialmente durante los meses de verano, coincidiendo con temperaturas más altas y un mayor deshielo de nieve y hielo. El estudio alerta que el aumento previsto de las lluvias en el Ártico podría incrementar significativamente este mecanismo de liberación de gases de efecto invernadero.
Los resultados ponen de manifiesto la necesidad de incorporar este nuevo flujo subterráneo de carbono a los modelos climáticos globales, puesto que podría suponer una fuente de emisiones hasta ahora infraestimada. Esto es especialmente relevante en un contexto de cambio acelerado en las regiones polares, que actúan como indicadores avanzados de la crisis climática planetaria.